Durante mucho tiempo pensé que estaba atascado porque me faltaban clientes.
Así que apretaba más el acelerador: más llamadas, más emails, más ruido.
Nada cambiaba.
Hasta que escuché algo de Alex Hormozi que me sacudió la cabeza.
{Cada negocio tiene un único cuello de botella en cada momento.}
Si lo identificas y lo resuelves, creces.
Si trabajas en cualquier otra cosa, solo te agotas.
El problema: normalmente no tienes ni idea de cuál es ese cuello de botella. Estás demasiado cerca de tu negocio para verlo.
Crees que es ventas, y resulta que es que el tráfico que recibes es una basura. Piensas que es marketing, y es ventas. Juras que es el equipo, y lo que falta es un sistema claro.
Yo lo viví en carne propia. Gastando energía en todo menos en lo que bloqueaba de verdad.
La solución no fue hacer más, fue mirar mejor. Identificar el obstáculo real y cargar contra él.
Y lo curioso es que una vez lo quitas, el negocio vuelve a fluir. Como cuando sacas un tapón de la cañería: no hacía falta más agua, hacía falta desatascar.
Hasta que aparece el siguiente cuello de botella, claro