Durante años, pensé que mandar emails era solo escribir cuando te apetecía.
Una secuencia automatizada no es para “vender en piloto automático” como dicen por ahí. Es para dejar de empezar de cero cada vez.
Aquí te dejo los 4 motivos por los que sí vale la pena tener una:
1. Porque el sistema no se cansa. Tú puedes tener un mal día, una semana sin inspiración o estar hasta el cuello de curro. Tu secuencia, no. Sigue enviando, sigue vendiendo, sigue educando.
2. Porque cada acción deja una pista. Si alguien abre, hace clic o no lo hace, puedes responder distinto. No con plantillas. Con lógica: Si no compró, le enseñas otra perspectiva. Si compró, lo preparas para el siguiente paso.
3. Porque te obliga a pensar. Una buena secuencia no es una cadena de correos, es una estrategia escrita. Si la haces bien, te obliga a entender qué le pasa a tu cliente desde el primer contacto hasta la compra. Y eso, aunque no automatices nada, ya te da ventaja.
4. Porque la secuencia buena se mejora sola. Una vez en marcha, solo tienes que mirar los números: → Dónde se cae la gente → Dónde responden → Qué email convierte Y a partir de ahí, ajustas.
La mayoría de las empresas ni siquiera necesitan escribir más emails, solo ordenar los que ya tienen.
Una buena secuencia hace eso: convierte el caos en un sistema.