
Mirando al cielo.
Bajo el sol.
A plena luz del día.
Y entonces lo ves:
No es solo un anuncio de gafas.
Es una historia de vampiros.
Ray-Ban ha conseguido lo imposible:
Que dos criaturas de la noche miren al sol y sonrían.
Sin arder. Sin miedo.
Solo… disfrutando.
Abajo, dos palabras:
Glare protection.
Protección contra el resplandor.
Pero lo que realmente están vendiendo es otra cosa.
Por qué este anuncio funciona tan bien
1. No muestra el producto. Muestra la transformación.
No ves solo unas gafas.
Ves lo que pasa cuando te las pones:
Puedes mirar al sol sin consecuencias.
Como un vampiro que acaba de conquistar el día.
2. Usa la exageración como código.
Nadie se ríe así al mirar al cielo.
Pero justo por eso lo recuerdas.
La exageración convierte una ventaja técnica en una fantasía memorable.
3. Visualmente es perfecto.
Fondo azul.
Ropa oscura.
Gafas negras.
Todo está diseñado para decirte:
“Antes, esto te mataba. Ahora puedes disfrutarlo.”
4. El texto solo remata lo que la imagen ya gritó.
No intenta explicar.
Solo pone nombre a lo que ya viste:
Glare protection.
Fin.
¿Y esto qué tiene que ver con tu negocio?
Mucho.
Demasiado, si vendes algo que “nadie entiende” a la primera.
La clave está aquí:
No vendas el producto. Vende la escena que solo es posible gracias a él.
— Si vendes consultoría → muestra la cara del cliente al ver que este mes sí hay beneficios.
— Si vendes formación → muestra al alumno haciendo lo que antes le parecía imposible.
— Si vendes software → muestra al equipo saliendo antes de la oficina porque ya está todo automatizado.
Y luego remátalo con una frase.
Una.
Corta.
Directa.
Que no lo explique. Que lo dispare.
¿Cómo aplicarlo?
Hazte esta pregunta:
¿Qué escena sería imposible sin mi producto?
Y luego cuéntala como si fuera un mito moderno.
Una transformación.
Un vampiro caminando bajo el sol.
Ahí empieza la venta.
No en el producto.
En lo que provoca.