Jerry García, líder de los Grateful Dead, no era precisamente un tipo de corbata. Pero en 1994 su banda movía 95 millones de dólares. Y lo hizo haciendo justo lo contrario que todos los demás.
Mira las cuatro decisiones que tomaron (y lo que cualquier negocio puede aprender de ellas):
- Dejaron que sus fans grabaran los conciertos.
Donde otros veían piratería, ellos vieron comunidad.
Cuanto más se compartía su música, más crecía su base de seguidores.
Moraleja: cuando algo que haces se comparte, no lo frenes. Facilítalo. - Vendían entradas por email.
En una época en la que todo el mundo hacía colas, ellos eliminaron la fricción.
Si tu cliente tiene que esforzarse mucho para comprarte, no lo hará.
Simplifica la compra. Siempre. - Pagaban a su equipo incluso cuando no había giras.
Resultado: cero rotación y máxima lealtad.
La confianza cuesta dinero, pero paga dividendos. - Convirtieron a los vendedores ambulantes en socios oficiales.
En vez de echarlos, los integraron.
Multiplicaron los productos con su marca y convirtieron a otros en promotores.
Si alguien ya está hablando de ti, mejor hazlo parte del negocio.
El resumen: los Grateful Dead no vendían entradas, vendían pertenencia.
Y por eso su comunidad creció incluso cuando no estaban tocando.
Puede que no vendas música, pero la idea es la misma:
Crea algo tan bueno que la gente quiera compartirlo, hazles fácil comprarlo, y cuida de los que te ayudan a hacerlo posible.
Y si puedes hacer todo eso con la calma de un jipi, mejor.