He pasado por eso varias veces: no me divertía, no sentía avance y, para rematar, el dinero no acompañaba. Y cuando se juntan las tres…Estás quemado.
Y lo peor es que el cerebro empieza con la fantasía: “igual debería cambiar de proyecto”, “quizá no es para mí”, “a lo mejor necesito reinventarme”.
Spoiler: no. No necesitas cambiar de proyecto, necesitas volver a entrar en la pelea con sentido.
Durante un tiempo pensé que mi problema era el entorno, los clientes, gugüel, el mercado. Pero la verdad es que el problema era yo. Estaba empujando una piedra cuesta arriba sin recordar por qué empecé a empujarla.
Y claro, cuando haces algo solo por obligación, el cuerpo lo nota.
El resultado: más cansancio, menos energía, cero alegría.
¿qué me funciona? volver a disfrutar del proceso. Volver a ensuciarme las manos. A escribir. A probar cosas que podrían salir mal. A equivocarme sin la presión de que cada paso tenga que ser rentable al minuto.
Si no estás disfrutando, no avanzas. Y si no avanzas, el dinero se va a notar.