Nadie ha pedido referidos peor que yo
Decía lo típico: “¿Conoces a alguien que pueda necesitar esto?”
Y siempre la misma respuesta: “No, ahora mismo no, pero si se me ocurre alguien te aviso.”
Mentira piadosa. Nadie te avisa. Lo único que consigues es darle al otro una salida fácil para no pensar.
Y claro, mi cerebro lo interpretaba como: “Vale, no hay nadie.” Así que lo dejaba estar.
Hasta que escuché a Alex Hormozi.
Él decía: no preguntes “si”, pregunta “a quién”. “¿A quién conoces que pueda necesitar esto?”
Ese cambio de palabra te obliga a pensar. Ya no puedes salirte por la tangente con un “si me acuerdo te digo”. Tienes que escanear tu mente y buscar nombres.
Y si alguien te responde “a nadie”, entonces la respuesta es clara: “Tanto me odias?”
Ahí entendí que no es que la gente no quisiera ayudarme. Es que yo les había puesto el camino fácil para no hacerlo.
Desde entonces no pido referidos como antes. Porque pedir mal es casi lo mismo que no pedir.