Hace poco leí un email de Csaba Borzasi, a quien admiro profundamente por su claridad y su forma de explicar lo que muchos no se atreven a decir en voz alta. Y había una idea que me hizo pensar en algo que veo todos los días cuando audito anuncios, páginas y campañas.
La idea era simple. La gente no te ignora porque te odie. Tampoco porque no les intereses. Te ignoran porque lo que dices suena a plantilla. A repetición. A copia de otro que ya copiaba a otro.
Y cuando tu mensaje parece fabricado con un molde, el cerebro de quien lo lee lo mete en la misma carpeta donde va todo lo que no necesita atención. No destaca. No molesta. No incomoda. No despierta nada.
Es como si les dijeras Hola, soy uno más de los cien que te han dicho lo mismo esta semana. Y ellos responden, en silencio Perfecto, a la papelera.
Entonces, ¿qué consejo saco para tu negocio de todo esto?
Haz algo distinto. Pero no “distinto” en el sentido de pintar el anuncio de un color chillón o inventarte una frase rara. Distinto en el sentido de aportar algo que no sea la versión diluida de lo que ya dicen todos.
Te resumo mi forma práctica de conseguirlo cuando trabajo mensajes con clientes.
1 Di lo que de verdad piensas, aunque no guste a todos. Lo neutro no vende.
2 Cuenta algo que venga de tu experiencia real. Ni del libro, ni del gurú, ni del template.
3 Haz una afirmación que solo tu negocio pueda defender. Si cualquier otro la podría poner en su anuncio sin que chirríe, no sirve.
4 Demuestra que entiendes su problema mejor de lo que lo entiende su competencia. Sin exagerar. Sin gritar. Lo normal es suficiente cuando es honesto.
5 Y menos es más. El mensaje más poderoso suele ser el que te da miedo escribir porque sientes que te desnuda.
La mayoría de la gente no necesita escribir como los grandes para destacar. Solo necesita sonar más como ellos mismos y menos como la plantilla que les dijeron que usaran.
Ese es tu atajo para dejar de ser ignorado. No hacer más. Hacer más tuyo lo que haces.