Dicen que toda carta de ventas debe empezar con un titular.

Uno que enganche, que te deslice línea tras línea hasta que estés convencido de que lo que viene después vale oro.

Esta no lo tiene.

Tampoco hay una oferta especial por ser tú, ni una promesa de multiplicar tus ingresos ni frases motivacionales con gifs de lobos.

Esto es una carta de ventas sin envoltorio.
Y si has llegado hasta aquí, ya te he vendido algo: tu atención.

Así que te voy a contar una historia.

Una historia que me enseñó lo que muchas empresas aún no han aprendido:
las ventas se pierden cuando pones tu ego por delante y tu cliente por detrás.


Hace años viví en Bangkok.

Un día, mi profesora de tailandés me preguntó al acabar una clase… ¿hay mucha diferencia entre Tailandia Y España?

Buf, dije yo
Como el día y la noche…

Por ejemplo, ayer mismo paré un taxi, le dije a dónde quería ir y el taxista,  con una sonrisa  me dijo “no”.
Y se fue.

En España habríamos abierto un hilo de indignación, llamado al defensor del cliente, montado una cruzada.

A mí se me cayó la mandíbula hasta el suelo
Eso parecía la entrada al metro


Mi profesora sonrió y dijo:
“Aquí paramos otro taxi.”

Fin del drama.
Solución simple.
Sin tomarlo personal.

Esa frase —aquí paramos otro taxi— es una filosofía entera de negocio.

Es lo que hacen las empresas que entienden cómo vender
No se toman las cosas de forma personal
No se amargan porque alguien no compre.
No buscan gustar a todos.


Buscan conectar con quien importa.
Buscan soluciones
Y siguen adelante.


Si has leído esto, puede que estés buscando un copywriter.
O puede que solo estés buscando claridad.

Ambas cosas están bien

No soy un copywriter para todos.
Y no quiero serlo.

Trabajo con negocios que entienden que sus textos no son decoración.
Son su primer filtro.
Su mejor vendedor.

O su peor agujero de fuga.

He trabajado con todo tipo de cuentas.
He gestionado presupuestos de seis cifras al mes.
He automatizado procesos, creado campañas de Google Ads, de email, de afiliación…

Y en todos los sectores se repite lo mismo:

Gana el que transmite mejor su valor, no el que lo tiene.

O, dicho de otra forma

Lo que puedo hacer por ti no está en esta carta.
Está en tu negocio, en tu mensaje, en lo que ahora mismo no estás comunicando bien.

Pero sí puedo decirte esto:

  • No trabajo con quien no cree en lo que vende.
  • No negocio autoridad.
  • No escribo si no he cobrado antes.

Si eso te parece duro, no eres mi cliente.
Y si lo entiendes, sabes por qué esa firmeza también vende.


Así que sí, esta carta es rara.
No sigue ninguna plantilla.
No tiene bullets brillantes.
Ni CTA de triple conversión optimizada.

Tiene una historia.
Tiene una idea clara.
Y tiene una propuesta sencilla:

👉 Si quieres que los textos de tu web hagan lo que tienen que hacer —vender, posicionar, filtrar, cerrar—, hablamos.
👉 Si no, para otro taxi. Aquí no hay drama.

Chau
Mario

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