Cómo hacer que la gente se pare a leer tu anuncio

El otro día estaba en el parque con mi hijo. Él jugando, yo en mi mundo, medio mirando alrededor como hacemos los padres cuando nos toca “vigilar sin parecer policías”.

Y entonces lo vi. Un cartel, de esos de:

“Ponga aquí su publicidad”

Y pensé: ¿Cuánta gente habrá pasado por delante de ese cartel sin hacerle ni caso… solo porque el mensaje es terraplanista?

Así que mientras mi hijo hacía castillos, yo empecé a construir otros… pero de ideas.

¿Y si ese cartel dijera algo diferente? Algo que no pasara desapercibido. Algo que, de verdad, te hiciera pensar: “Oye, pues igual debería anunciarme aquí…”

Y me vinieron varios ángulos posibles para escribir ese cartel. Aquí te los dejo, como si fueran fichas de póker que puedes usar cuando quieras:


El ángulo de la PNL – Interrupción de patrón

En vez de decir “1 euro al día”, di “100 céntimos”. Eso interrumpe el piloto automático mental. Y justo después metes el mensaje clave:

Por solo 100 céntimos al día… cientos de personas verán tu marca. Es un chollo, aunque tu cerebro aún no lo sepa.


El del ego / provoca a tu competencia

Esto va directo al corazón (o al orgullo) del empresario.

Haz que tu competencia se pregunte cómo lo haces. Este espacio es tu altavoz.


El de adelántate / llega primero

Apela al instinto de no quedarse atrás.

El primero que lo ponga, gana. ¿Tú o tu competencia?


El del cuñao (humor y pique familiar)

Porque si no puedes callar al cuñao en Navidad, al menos que vea tu anuncio.

¿Quieres callarle la boca a tu cuñao? Pon tu anuncio aquí y presume con razón.


El racional – visibilidad por céntimos

Ideal para los que quieren ROI claro y números.

Más de 1.000 personas te verán cada día… por menos de lo que cuesta un café.


El de escasez – oportunidad que vuela

Si no lo coges tú, lo cogerá otro. Y dolerá.

Este espacio está libre… por ahora. Pero no lo estará por mucho tiempo.


El del territorio – marca presencia

Marca el terreno, deja huella.

¿Quieres que te recuerden? Empieza por estar donde todos te vean.


El emocional – hazlo por tu abuela

A veces el marketing también tiene corazón (y sentido del humor).

Tu abuela aún no sabe qué haces. Ponlo aquí, y que se entere todo el barrio.


El misterioso – intriga y curiosidad

Porque la mente odia los huecos sin cerrar.

¿Quién será el próximo en anunciarse aquí? Podrías ser tú. O peor: tu competencia.


El de rentabilidad brutal

La típica comparación con coste-beneficio.

Si un cliente vale 50€, ¿por qué no invertir 0,05€ en que te vean? Este espacio convierte más de lo que piensas.


El del coste de oportunidad – estás perdiendo dinero

Lo que no haces, también cuesta.

Cada persona que pasa por aquí y no te ve… es una venta que nunca existirá.


El branding repetitivo – martilleo mental

Hazte inolvidable por repetición.

La repetición construye marcas. Este espacio es tu martillo. Empieza a dar golpes.


Y eso… que al final mi hijo me dijo: “Papá, mira mi castillo”.

Y yo pensé: “Qué bien quedaría el anuncio ahí, justo al lado del foso.”


¿Tú cuál usarías? ¿Y cuál has visto últimamente que te haya hecho pensar: “¡Qué bien está esto escrito!”?

Te leo

Scroll to Top